“El doctor del futuro no dará medicinas, sino que animará a sus pacientes a que se interesen por el cuidado del cuerpo, la dieta, y la causa de de las enfermedades”
Thomas A. Edison
Desgraciadamente vivir en la era del progreso supone a la vez pagar un precio elevado por sufrir cada día más las limitaciones que nos permiten decidir sobre nuestra salud, y sobre nuestra independencia nutricional, vital para nuestro propio desarrollo físico y emocional. Los intereses comerciales prevalecen sobre los intereses de la persona. La gran industria alimenticia, las multinacionales de fertilizantes químicos y de las manipulaciones genéticas, que a menudo son la misma empresa deciden actualmente, con el silencio cómplice de los gobiernos, sobre la calidad de vida de los ciudadanos.