El aspartamo (comercializado como E-951) es un edulcorante no calórico descubierto en 1965 por la multinacional farmacéutica G. D. Searle and Company. Su descubrimiento se debe a James M. Chalatter, quien estaba haciendo investigaciones sobre una droga para las úlceras y de forma accidental se derramó una pequeña parte de aspartamo sobre su mano y tras lamerla percibió que tenía un intenso sabor dulce. De hecho el aspartamo es 200 veces más dulce que el azúcar común (sacarosa). En 1985 la compañía Monsanto compró G. D. Searle y comercializó aspartamo a través de la compañía NutraSweet y en marzo de 2000 la vendió. La patente europea expiró en 1987 y la americana en 1992.
Su nombre químico es L-alfa-aspartil-L-fenilalanina metil éster y su fórmula química es C14H18N2O5. Contiene 3 ingredientes que aunque se produzcan de manera natural jamás se dan juntos en la naturaleza: Fenilalanina (50%), Ácido Aspártico (40%) y Metanol (10%), que es alcohol de madera, alcohol metílico. A pesar de que el aspartamo se promociona como natural, tiene un grupo metilo sintético en uno de los aminoácidos que se descompone rápidamente en metanol. La dulzura relacionada con el aspartamo es en gran parte el resultado de la unión entre el metanol y el aminoácido feninalanina.
Se encuentra presente en las bebidas light, zero o a veces la industria lo oculta en los productos detrás de la frase “Contiene una fuente de fenilalanina”, que es una manera de añadir aspartamo al producto en cuestión sin informar directamente al consumidor. Pese a que el aspartamo ha sido declarado seguro para consumo humano por las agencias de más de noventa países, la EFSA y la FDA, existe cierta controversia sobre su inocuidad.
El metanol se descompone en formaldehído en el cuerpo. El formaldehído es una neurotoxina muy tóxica en nuestro organismo. Una evaluación del metanol realizada por la EPA (Agencia de Protección Medioambiental americana) señala que el metanol «es considerado un veneno acumulativo debido a la baja velocidad de eliminación una vez absorbido. En el cuerpo, el metanol se oxida en formaldehído» La EPA recomienda un límite de consumo de 7.8 mg/día. Una bebida endulzada con aspartamo de un litro contiene cerca de 56 mg de metanol. Los consumidores habituales de productos que contienen aspartamo consumen hasta 250 mg de metanol al día o 32 veces el límite de la EPA.
Debido a la falta de un par de enzimas clave, los seres humanos son mucho más sensibles a los efectos tóxicos del metanol que los animales. Por lo tanto, los estudios del aspartamo o metanol en animales no reflejan con precisión el peligro que representan para los seres humanos. Como lo señaló el Dr. Woodrow C. Monte, director de ciencia de los alimentos y laboratorio de nutrición en la Universidad Estatal de Arizona: «No hay estudios en humanos o mamíferos que evalúen los posibles efectos mutagénicos, teratogénicos o carcinogénicos de la administración crónica del alcohol metílico«. Las conclusiones de uno de sus estudios fueron: “Es probable que las mujeres que dieron a luz a un niño autista hayan tenido un mayor consumo de fuentes dietéticas de metanol que las mujeres que no lo han hecho. La investigación adicional de un posible vínculo del metanol dietético con el autismo está claramente justificada”. (1)
Una investigación publicada en Applied Physiology, Nutrition and Metabolism, encontró que consumir aspartamo está asociado con personas que padecen obesidad y tienen una mayor intolerancia a la glucosa. (2)
La intolerancia a la glucosa predispone al organismo a desarrollar diabetes tipo 2 y a favorecer la obesidad, debido a que el exceso de glucosa en la sangre finalmente es almacenado en los adipocitos. Esto significa que las personas que padecen obesidad y consumen aspartamo a través de bebidas light o zero para no engordar podrían estar favoreciendo precisamente lo contrario, además de tener niveles más elevados de glucosa en sangre, lo que a su vez aumenta los niveles de insulina, y produce inflamación, un mayor riesgo de diabetes y aumento de peso. Además se ha demostrado que los edulcorantes químicos cambian la microbiota intestinal favoreciendo la disbiosis intestinal y esta es la causa de la intolerancia a la glucosa y anomalías metabólicas. (3)
La investigación publicada en la revista PLOS One encontró que consumir de forma regular refrescos edulcorados artificialmente se relaciona con varios trastornos del síndrome metabólico como obesidad abdominal, resistencia a la insulina, intolerancia a la glucosa, niveles anormalmente elevados del perfil lipídico en sangre e hipertensión. (4) (5)
Pero el aspartamo es especialmente peligroso si se calienta por encima de los 30ºC (algo que puede ocurrir durante el almacenamiento en verano en cualquier punto de nuestro país) el producto se descompone produciendo metanol libre, esto es un virulento veneno. El aspartamo se descompone en los líquidos calientes y en nuestro organismo a partir de 30ºC en metanol o alcohol metílico, que a su vez se descompone en: formaldehido (lo que se utiliza para embalsamar), ácido fórmico (toxina que se encuentra en el veneno de picadura de hormiga roja) y diketopiperacina (sustancia especialmente neurotóxica). Estas tres sustancias químicas son muy conocidas por provocar tumores cerebrales.
Tras entrar en el organismo estos componentes se dispersan a gran velocidad. El primero es el metanol, produce: dolores de cabeza, entumecimiento de las extremidades, mareos, depresión, visión borrosa, náuseas y dolor de estómago. En grandes dosis el metanol afecta a la retina del ojo y produce ceguera. El metanol es tan tóxico porque el cuerpo humano carece de enzimas específicas para desintoxicarlo, el tiempo necesario para eliminarlo es cinco veces superior al necesario para eliminar el alcohol etílico del vino, cerveza o wisky.
La industria trasciende la importancia del metanol y formaldehido, que es producto de la descomposición del aspartamo, argumentando que al consumir fruta consumimos más cantidad de metanol, no tiene en cuenta que en la naturaleza el metanol de la fruta y los alimentos está unido a un envoltorio de pectina. Los seres humanos no tienen enzimas para eliminar la pectina que envuelve al metanol, entonces pasa a través del cuerpo sin causar ningún daño, el cuerpo no queda expuesto al metanol que queda envuelto en pectina. Pero con el aspartamo se obtiene alcohol metílico puro (no confundir con alcohol etílico de las bebidas alcohólicas) y después formaldehído.
Cuando se consume fruta se genera tanto alcohol etílico (C2H3OH) como metílico (CH3OH) -la diferencia es un átomo de carbono-, el alcohol metílico tiene un átomo de carbono y el alcohol etílico tiene dos átomos de carbono. El organismo humano está diseñado para utilizar los átomos de carbono en grupos de 2, 3 o más átomos de carbono. Cuando sólo es uno, el alcohol metílico se metaboliza en forma de formaldehído, el formaldehído es utilizado para embalsamar y es 500 veces más potente que el veneno del alcohol puro.
El Dr. H.J.Roberts investigador del aspartamo, autor del libro “Aspartame Disease: An Ignored Epidemic” (Enfermedad de Aspartamo: una epidemia ignorada) advierte que el aspartamo produce entre otros: dolores de cabeza/migraña, mareo, confusión y pérdida de memoria, disminución de la visión, fuerte depresión, irritabilidad extrema, ataques agudos de ansiedad, somnolencia, cambios acusados de personalidad, palpitaciones, taquicardias, hormigueo, tos, convulsiones, náuseas, insomnio grave, zumbidos en oídos, diarrea, micción frecuente acompañada de sed excesiva, náuseas, entumecimiento y dolores en las articulaciones, convulsiones, aumento de peso, fatiga, etc.. Estos son algunos de los más de noventa síntomas diferentes documentados atribuidos al consumo de aspartamo.
El Dr. Russel L. Blaylock, profesor de neurocirugía en la Universidad de Medicina de Mississippi, ha publicado un libro en el que detalla el daño producido por el consumo excesivo de sustancias ricas en aminoácidos excitatorios, como el ácido aspártico (presente en el aspartamo) y el ácido glutámico (presente en el glutamato monosódico, potenciador del sabor que se comercializa como E-621). El autor hace uso de casi 500 referencias científicas para demostrar cómo estos agentes alimentarios actúan como excitotoxinas y están detrás de numerosos trastornos neurológicos graves, entre ellos trastorno del espectro autista. (6) (7) (8)
El aspartamo contenido en los refrescos light o zero, o el aspartamo en otra forma líquida son absorbidos más rápido y han demostrado aumentar los niveles en plasma de ácido aspártico. Mucho aspartamo o glutamato en el cerebro mata ciertas neuronas permitiendo la afluencia de un exceso de calcio en las células. Esta afluencia desencadena cantidades excesivas de radicales libres, que matan las células. El daño de la célula neuronal que puede ser causado por el exceso de glutamato y aspartato es la razón por la que son conocidos como «excitotoxinas.» «Excitan» o estimulan las células neuronales hasta causarles la muerte.
Algunos de los muchos expertos que han hablado sobre los daños causados por el aspartato y el glutamato incluyen a Adrienne Samuels, Ph.D., una psicóloga experimental especializada en diseño de investigación. Otro es Olney J.W., un profesor en el departamento de psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad Washington, un neurocientífico e investigador y uno de los principales investigadores del mundo de las excitotoxinas. (En 1971, él mismo informó a Searle que el aspartamo provocaba agujeros en el cerebro de ratones y tumores cerebrales) (9) (10)
Victoria Inness-Brown llevó a cabo un experimento privado durante dos años y medio sobre los efectos del aspartamo. Sus experimentos dieron como resultado su libro titulado My Aspartame Experiment: Report from a Private Citizen, así como la versión resumida titulada Are Your Diet Sodas Killing You? Results from My Aspartame Experiment. Lo primero que hizo Victoria fue criar un total de 108 ratas. Sesenta de ellas, 30 machos y 30 hembras, se utilizaron como el grupo experimental. Las 48 ratas restantes, 24 machos y 24 hembras, se utilizaron como controles.
En cuanto a la dosis, les dio a las ratas una dosis diaria de NutraSweet (aspartamo con dextrosa y maltodextrina) comparable con 14 latas de refresco zero o light al día para las hembras y 13 latas para los machos. Aunque eso suena como una cantidad bastante elevada, en realidad esta cantidad se encuentra dentro del consumo diario aceptable que fue establecido por la FDA en 50mg por kilogramo. También se encuentra dentro del rango de lo que algunas personas consumen al día. Al cabo de 30 meses sorprendentemente el 67% de las ratas hembras desarrolló tumores del tamaño de una pelota de golf o más grandes. Y el 21% de los machos que consumieron aspartamo también desarrolló tumores.
Otro investigador del aspartamo de reconocido prestigio es el Dr. Soffritti, del Centro de Investigación del Cáncer Cesare Maltoni de la Fundación Europea Remazzini. Él llevó a cabo dos estudios controlados sobre la seguridad del aspartamo en ratas, hasta el momento, las ratas son observadas durante el transcurso de su vida natural. En el primer estudio, encontraron que después de alimentar a las ratas con el equivalente humano de cuatro a cinco botellas de refresco light o zero al día, las ratas desarrollaron altas tasas de linfomas, leucemias y otros tipos de cáncer. Al nivel de dosis más alto, el 25% de las ratas hembra desarrolló linfomas-leucemias comparadas con tan sólo el 8.7% de los controles. “Los resultados de este mega experimento indican que el aspartamo es un agente carcinogénico multipotencial, incluso a dosis diarias de 20mg/kg de peso corporal, mucho menos que el actual consumo diario aceptable. De acuerdo con estos resultados, urge y no puede aplazarse más, una revaluación de las recomendaciones actuales sobre el uso y consumo de aspartamo”. (11) (12)
El 92% de los estudios independientes que se han hecho sobre el aspartamo encontraron que esta sustancia puede causar efectos perjudiciales, como depresión y dolores de cabeza. Mientras que el 100% de los que la industria ha financiado, total o parcialmente, concluyen que es seguro para el consumo ¿Parece sospechoso, no? (13)
Pero el aspartamo no sólo está presente bebidas y refrescos comercializados como light o zero, también está presente en múltiples productos envasados que se comercializan con la etiqueta de “sin azúcar” para sustituir el sabor dulce de éste. Y lo que es más grave, decenas de medicamentos siguen teniendo este edulcorante químico para mejorar el sabor: Aero-Red Antiácido, Alquen, Amoclave, Amoxicilina Clavulanico. Augmentine, Bamalite Flas, Biodramina, Biolid, Brisoral, Bucodrin, Bucometasana, Burmicin, Cartisorb, Cimascal D Forte, Cinfatos Complex, Clamoxyl, Clavucid, Clavumox, Cod Efferalgan, Couldin, Couldina Instant, Cycladol, Densical Dormidina, Drill Pastillas Miel, Ebastel Flas, Ebastel Forte, Efensol Espidifen, Eupeclanic, Fagus, Falco, Feldene Flas, Fluimucil, Fremet, Hespercorbin, Imodium Flas, Instana Pediátrico, Klean Prep, Lake, Mastical, Maxalt, Metamucil, Mucoaliv, Mucovital, Natecal, Nicotinell, Notusin, Obifax, Pextox Lisina, Penilevel Oral, Pharmagrip, Plantago Ovata, Plivamol, Precef, Quantor, Ranitidina, Redoxon, Reutenox, Rexer Flax, Risperdal Flas, Saetil Sedergine, Singulair, Tandina, Tantum Verde, Toseina, Tylenol, Vastat, Venofit, Veriscal D, Videx, Xicil, Zofran, Somig, Zyprexa.
Está prohibido en países como Islandia, Noruega, Japón o Filipinas. En Canadá se comercializa con la advertencia de que puede producir cáncer. En otros países se puede ver la etiqueta «Aspartame free«. En el resto de países está permitido como un edulcorante inocuo, pero eso no genera la suficiente confianza al consumidor bien informado ya que corrupción de los organismos oficiales hace que a veces se legisle más en defensa de los intereses de los lobbies que en la protección del consumidor.
FUENTES Y REFERENCIAS:
- Med Hypotheses. 2015 Oct;85(4):441-6. doi: 10.1016/j.mehy.2015.06.025. Epub 2015 Jul 3. Dietary methanol and autism. Walton RG, Monte WC.
- Appl Physiol Nutr Metab.2016 Jul;41(7):795-8. doi: 10.1139/apnm-2015-0675. Epub 2016 May 24. Aspartame intake is associated with greater glucose intolerance in individuals with obesity. Kuk JL, Brown RE
- Nature. 2014 Oct 9;514(7521):181-6. doi: 10.1038/nature13793. Epub 2014 Sep 17. Artificial sweeteners induce glucose intolerance by altering the gut microbiota. Suez J, Korem T, Zeevi D, Zilberman-Schapira G, Thaiss CA, Maza O, Israeli D, Zmora N, Gilad S, Weinberger A, Kuperman Y, Harmelin A, Kolodkin-Gal I, Shapiro H, Halpern Z, Segal E, Elinav E.
- PLoS One. 2014; 9(10): e109841. 14. doi: 10.1371/journal.pone.0109841Low-Dose Aspartame Consumption Differentially Affects Gut Microbiota-Host Metabolic Interactions in the Diet-Induced Obese Rat. Marie S. A. Palmnäs, Theresa E. Cowan, Marc R. Bomhof, Juliet Su, Raylene A. Reimer, Hans J. Vogel, Dustin S. Hittel, and Jane Shearer
5. Artificial sweeteners produce the counterintuitive effect of inducing metabolic derangements. Susan E. Swithers. Department of Psychological Sciences and Ingestive Behavior Research Center, Purdue University, 703 Third Street, West Lafayette, IN 47907, USA
- Altern Ther Health Med. 2008 Nov-Dec;14(6):46-53. A possible central mechanism in autism spectrum disorders, part 1. Blaylock RL
- Altern Ther Health Med. 2009 Jan-Feb;15(1):60-7. A possible central mechanism in autism spectrum disorders, part 2: immunoexcitotoxicity. Blaylock RL
- Altern Ther Health Med. 2009 Mar-Apr;15(2):56-60. A possible central mechanism in autism spectrum disorders, part 3: the role of excitotoxin food additives and the synergistic effects of other environmental toxins. Blaylock RL
- J Neuropathol Exp Neurol. 1996 Nov;55(11):1115-23. Increasing brain tumor rates: is there a link to aspartame? Olney JW, Farber NB, Spitznagel E, Robins LN.
- Neurobehav Toxicol Teratol.1984 Nov-Dec;6(6):455-62. Excitotoxic food additives–relevance of animal studies to human safety. Olney JW.
- Environ Health Perspect.2006 Mar;114(3):379-85. First experimental demonstration of the multipotential carcinogenic effects of aspartame administered in the feed to Sprague-Dawley rats. Soffritti M, Belpoggi F, Degli Esposti D, Lambertini L, Tibaldi E, Rigano A.
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