ALIMENTACIÓN Y ESCLEROSIS MÚLTIPLE

“La vida se basa en leyes sobrecogedoramente inmutables, ignorarlas no libra a nadie de las consecuencias de infringirlas”

Joy Gross

Desgraciadamente vivir en la era del progreso supone a la vez pagar un precio elevado por sufrir cada día más las limitaciones que nos permiten decidir sobre nuestra salud, y sobre nuestra independencia nutricional, vital para nuestro propio desarrollo físico y emocional. Los intereses comerciales prevalecen sobre los intereses individuales. La gran industria alimenticia, las multinacionales de fertilizantes químicos y de las manipulaciones genéticas -que a menudo son la misma empresa- deciden actualmente, con el silencio cómplice de los gobiernos, sobre la calidad de vida de los ciudadanos.

Nuestras células extraen su fuente energética a partir del alimento. Una alimentación óptima se materializará en una buena nutrición celular y esto tendrá como consecuencia que la persona disfrutará de una gran vitalidad, de un buen sistema inmunitario, de un buen funcionamiento intelectual, en definitiva, que estaremos aportando a nuestro organismo la materia prima necesaria para el correcto funcionamiento de la maquinaria humana.

A día de hoy se desconocen las causas etiológicas de la Esclerosis Múltiple (EM). Sin embargo se sabe con certeza, por el mapa de incidencia, que detrás de ella subyacen factores medioambientales. Uno de esos factores puede ser la alimentación moderna, bien como causa principal o bien como factor etiológico agravante. La enfermedad está especialmente extendida entre los países anglosajones y escandinavos, y es rara en indios, árabes, africanos y, sobre todo, asiáticos. Los individuos que emigran de un país de baja incidencia a otro de elevada incidencia antes de los 15 años se equiparan en riesgo de desarrollar la enfermedad a los nativos cuando adoptan sus mismas costumbres.

Es cierto que el mapa de incidencia de la EM tiene una relación con los lugares del planeta donde menos se sintetiza la vitamina D, por encima del Paralelo 35º. Sin embargo, en Noruega, uno de los países de mayor incidencia hay grandes diferencias estadísticas entre los habitantes de la costa y los habitantes de interior. Mismos genes, misma latitud y serias diferencias en la afectación de la enfermedad. Lo único que cambia entre ellos es la alimentación, los habitantes del litoral consumen menos carnes y más pescados que los del interior, que a la vez consumen también más lácteos y grasas saturadas. Así ocurre también con los esquimales, que están muy por encima del Paralelo 35º y no desarrollan la enfermedad, y el pescado es la base de su dieta. Japón se encuentra practicamente en la misma latitud que España, sin embargo la enfermedad es casi inexistente entre los japoneses, que consumen abundante pescado, grasas poliinsaturadas y aceite de soja, y escasas grasas saturadas, trigo y leche.

El Dr. Roy Swank, profesor de neurología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Oregón, ha aportado pruebas convincentes de que el seguimiento de una dieta baja en grasas saturadas, nula en grasas hidrogenadas y rica en grasas poliinsaturadas y pobre en proteínas de origen animal (excepto pescados de aguas frías) y, por tanto, reduciendo considerablemente el consumo de alimentos ricos en ácido araquidónico –como las carnes- que tienen una acción proinflamatoria, tiende a retrasar el proceso de la enfermedad y a reducir el número de brotes al disminuir la agregación plaquetaria, la respuesta autoinmune y normalizar los niveles reducidos de ácidos grasos esenciales encontrados en suero, eritrocitos, plaquetas y en el líquido cefalorraquídeo de los pacientes de Esclerosis Múltiple. La dieta Swank reduce de forma significativa la adherencia y la agregación plaquetaria que se observan en la enfermedad aterosclerótica y en la EM.

Pero esto no es un hecho aislado. El Dr. Jean Signalet, Catedrático de Universidad de Montpellier, que dirigió durante 30 años el Instituto de Histocompatibilidad de la misma ciudad, autor de más de 200 publicaciones médicas en revistas del mayor prestigio científico, trató enfermos de Esclerosis Múltiple sólo con modificaciones dietéticas. Al cabo de 2 años con 33 pacientes los resultados fueron: 1 fracaso, 3 interrupciones de la evolución de la enfermedad, 5 estabilizaciones, 15 mejorías evidentes y 9 remisiones completas. Cifras que son difíciles de superar con los tratamientos farmacológicos.

Pero sigamos haciendo referencias a estudios científicos: El trabajo publicado por la revista «Journal of Alzheimer’s Disease“ dirigido por Mercedes Unzeta, profesora del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Barcelona. Han participado investigadores de este Departamento y de los Departamentos de Biología Celular, Fisiología e Inmunología y de Psiquiatría y Medicina Legal, todos ellos adscritos al Instituto de Neurociencias de la Universidad, así como el Institut Català de Neurociències Aplicades. Conclusión del estudio: “Una dieta rica en polifenoles y ácidos grasos poliinsaturados, patentada como dieta LMN, aumenta la producción de células madre en el cerebro y potencia su diferenciación en diversos tipos de células neuronales. El estudio realizado mostró más proliferación celular en el cerebro en dos regiones donde se produce la neurogénesis, el bulbo olfativo y el hipocampo. Estos resultados refuerzan la hipótesis que una dieta basada en alimentos ricos en estas sustancias antioxidantes podría retrasar la aparición de algunas enfermedades, como la Enfermedad de Alzheimer, o retardar su evolución”.(*)

Ningún medicamento impide la evolución a largo plazo de la EM. Por ello, el cambio nutricional, que no comporta ningún peligro ni carencia, merece ser probado de forma sistemática ya que los resultados aunque tardan en llegar pueden ser muy positivos y mantenerse de forma permanente para beneficio del afectado.

Sólo el cientificismo, es decir, esa mezcla de ciencia y fundamentalismo, puede negar la evidencia científica de la dieta en el desarrollo o evolución de ésta o muchas otras enfermedades modernas. Alimentación y ciencia existen y caminan de la mano, lo que falta no son publicaciones sino profesionales de la salud interesados en su lectura aunque como la alimentación no puede patentarse tal vez nunca alcance el respaldo de quienes deciden lo que es ciencia y lo que deja de serlo. Todo lo que se aleje de la patente y de su capacidad de comercialización nunca será interesante.

Modesto Gutiérrez

(*) Artículo de referencia: A diet enriched in polyphenols and polyunsaturated fatty acids, LMN diet, induces neurogenesis in the subventricular zone and hippocampus of adult mouse brain. Valente et al., 2009, Journal of Alzheimer’s Disease, 18:4. Valente T., Hidalgo, J., Bolea, I., Ramírez B., Anglés, N., Reguant, J., Morelló, J.R., Gutiérrez, C., Boada, M., Unzeta, M.